domingo, 9 de febrero de 2014

Anatomía del disparo fotográfico

A partir de un texto de Paul Graham, "La fotografía es facil, la fotografía es dificil", en el que, entre muchas cosas, se habla de qué fotos merecen la pena, de si lo son las conseguidas a base de esfuerzo, preparadas, controladas, previsualizadas, etc. surge la curiosidad de analizar de qué manera tomamos nuestras fotografías o mejor dicho cómo hemos llegado a crear un cuerpo de fotografías que conformen un proyecto fotográfico.

Puntos generadores del disparo fotográfico sobre el Vitruvio de Leonardo da Vinci
Se podría decir que al proyecto fotográfico se llega a partir de básicamente dos tareas, que no son compartimentos estancos pero que a efectos de la explicación podemos separar; una es la toma y otra la edición. Se pueden contabilizar cuatro prácticas generales según el nivel de esfuerzo que recaiga en la toma o en la edición, constituyen, por tanto, básicamente cuatro tipos de creación fotográfica, aunque se pueden dar casos a caballo de dos cualesquiera de dichas prácticas.

Y dichas prácticas de creación fotográfica guardan ciertas relaciones con los puntos generadores del disparo fotográfico e incluso con los medios que los autores suelen hacer uso, y más allá, incluso se podría encontrar un paralelismo con otros campos como el de la escritura y sus diferentes géneros. Vamos a ir desglosando todo esto a lo largo de la entrada.

En la primera práctica podemos encontrar aquellos fotografos que suelen disparar de manera incontrolada, digamos que "sin esfuerzo", se dejan llevar por el instinto más bien, suelen generar un volumen considerable de imágenes, muchas veces guiados por "el azar o el accidente" consiguen imágenes insólitas. Se podría decir que estos  fotógrafos disparan con el estómago, son muy viscerales, son los fotógrafos clase A.

Sin embargo este menor esfuerzo en la toma se compensa con el mayor esfuerzo hecho en la edición. La ingente cantidad de fotografías, a menudo sin una conexión directa o al menos intencionada, deben editarse con gran dedicación y es a partir de esa compleja edición cuando empieza a cobrar sentido el proyecto. En esta categoría podemos incluir a fotógrafos como Michael Ackerman o Daido Moriyama.

Michael Ackerman. Half life (2011)
Curiosamente muchos de estos fotógrafos utilizan como herramienta una cámara discreta, que les permita hacerse invisibles, no prima la calidad sino la foto espontánea. Algunos se valen de cámaras compactas o incluso de toy-cameras para después en postproducción conseguir el resultado deseado.

Buscando un paralelismo con la escritura serían escritores de diario, muchos suelen explicar su vida o sus viajes, un ejemplo podría ser la obra de Klavdij Sluban.

En una segunda práctica tenemos a los fotógrafos clase B, los llamados de "la mirada inteligente", aquellos que disparan con el corazón, no es una mirada visceral como el caso anterior pero nada controlado tampoco, se dejan llevar por algo más intenso. Es una mirada más selectiva que en el caso anterior, hay mayor esfuerzo en la toma, aunque no del todo consciente, y deja menos trabajo en la edición, aunque sigue habiéndolo pero nos guiamos por un sentido que está más definido.

Entre estos fotógrafos tipo B podemos incluir a David Jiménez, sus imágenes, siguiendo la comparación con la escritura, serían poesía, no son fotografías descriptivas sino que suelen representar algo, nos llevan a otros territorios.

Aquí ya no se suelen manejar cámaras de juguete ni compactas, se suelen utilizar cámaras réflex, ya sean digitales o analógicas de paso universal. Suelen ser cámaras con mayores prestaciones en cuanto a calidad de la imagen captada. Sin embargo no es un gran condicionante.

David Jiménez. Lo que queda (2007)
El tercer grupo, los clase C, serían el de los fotógrafos que basan su trabajo en el "desarrollo de una idea o concepto", son los fotógrafos que disparan con el cerebro. Suelen partir de un trabajo bien documentado acerca de un tema y a partir de él disparan como una manera de representar esa idea gráficamente.

Un caso que me viene a la cabeza inmediatamente es el de Xavier Ribas, que combina su faceta de fotógrafo con la de antropólogo. Todos sus trabajos tienen la voluntad de representar una idea y suelen venir acompañados de ensayos que reafirman lo que las imágenes nos dicen. 

En este caso hay un mayor esfuerzo en la toma, se ha de pensar cada foto, buscar localizaciones o sujetos, me viene a la cabeza el trabajo que ha hecho Txema Savans en su "The Waiting Game". Las imágenes incrementan notablemente su calidad, se opta por cámaras de medio formato o cámaras de campo.
Xavier Ribas. Sundays (1994-1997)
Como contrapartida a la mayor intensidad en la toma, por contra la edición tiene que ser mucho más sencilla, no hay una gran abundancia de imágenes, muchas de ellas son pensadas, recuerdo una charla de Aleix Plademunt en el que hablaba de que para su serie Nada tan sólo tiraba una placa en muchas ubicaciones, eso sí bien pensada.

En la comparación con la escritura, estos proyectos vendría a ser ensayos, de hecho muchos de estos proyectos fotográficos, como decía, se generan a partir de los mismos.

Y para acabar tenemos a la cuarta clase de fotógrafos, aquellos que dejan toda la fuerza en la toma o incluso en la pre-toma, son los fotógrafos de "la previsualización de la imagen", se diría que disparan con la mano, la mano que cogía el pincel, de hecho alguno de ellos se fotografían con su cámara como si fueran Velázquez.

Jeff Wall. Imsomnia (1994)
Serían los fotografos que, como Charlotte Cotton dice, hablan de fábulas o reinterpretan obras del pasado, un ejemplo sería Jeff Wall, aunque también podríamos incluir a Gregory Credwson. Sus inspiraciones provienen de la narrativa, género con el que guardan paralelismo.

Apenas hay trabajo en la edición en los fotógrafos de la clase D, pues la imagen al estar visualizada antes de la toma apenas existe producción de diferentes imágenes, incluso a veces la obra está compuesta de una única imagen, como en el género pictórico. Com decía algunos de ellos hasta parecen pintores, por el trabajo tras la toma trabajando la imagen o incluso por su postura frente a la cámara. Sus cámaras de placas vendrían a ser el lienzo de la pintura y el disparador con el que controlan la cámara vendría a ser el pincel.
Jeff Wall. Picture for Women (1979)
Diego Velazquez. Las Meninas (1656)
Y vosotros, ¿con qué órgano disparáis? Posiblemente sois una mezcla o quizás en unos proyectos os comportáis como A y en otros como D, en definitiva es curioso definir estas tipologías e intentar encajar diferentes autores en las cuatro tipologías.
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