El año pasado tuve que preparar para la asignatura de historia de la fotografía un estudio comparativo de la obra de
André Kertész y
Henri Cartier-Bresson, sin duda dos de los autores más destacados de la llamada
fotografía de calle. Después de estudiar detenidamente sus imágenes, llegué a la conclusión de que existe una gran influencia surrealista en las imágenes de ambos.
No se puede dejar de lado la coincidencia en la residencia de los dos fotógrafos en París durante los años del desarrollo de las corrientes del surrealismo y del dadaismo.
Sin embargo no todo son parecidos porque finalmente Kertész se decantó más hacia el ensayo, en buena medida debido a su prohibición de publicar en medios gráficos estadounidenses a causa de su origen húngaro, mientras Cartier-Bresson se dedicó de lleno al fotoreportaje encabezando la creación de la
Agencia Magnum.
Como comentaba, la obra de ambos fotógrafos tiene un gran parecido y no sólo por compartir técnica, ambos adoptaron la ligera Leica ideal para la fotografia de calle, y estética, el blanco y negro, sino porque en una parte importante de sus imágenes la influencia surrealista está presente, en gran parte debido al contacto con esta corriente en el París de entonces y como no también por la influencia del propio Kertész sobre Cartier Bresson, recordemos la célebre frase de este último; "Cada vez que André Kertész oprime el obturador, siento el latido de su corazón".
A continuación os muestro una serie de imágenes que corroboran esta influencia surrealista. En la primera de ellas se muestran objetos fuera de contexto, en ambos casos se trata de terrazas parisinas, sin embargo aparecen desiertas de personas, pasan a ser unas cuantas sillas y mesas en medio de la nada.
Ambos fotografiaron a personas mirando a través de un agujero. Los surrealistas tenían atracción por el voyeurismo, por ver qué hace el individuo en la intimidad.
También fotografiaron enamorados besándose en publico, a los surrealistas les gustaban estos momentos en que el individuo dejaba de lado la razón más aun cuando se daba en un lugar publico.
Y el desnudo ...
O el
juego dadaista del cadaver exquisito, elaborando imágenes en las que objetos como barcos o cuadros tienen piernas. En esta pareja de imágenes, la de Kertész parece tener una lectura adicional.
Fotografiaron personas durmiendo, el sueño para los surrealistas era muy importante, era un medio para liberar los pensamientos de la razón.
A continuación os muestro otras imágenes de parecidos entre ambas obras aunque en ellas el componente surrealista no aparece. Una de ellas esta primera en la que ambos autores juegan con las personas y su eco en las caricaturas o anuncios que se muestran en segundo plano.
Otro par de imágenes donde se percibe parecido es cuando ambos congelaban el instante. Es curioso como en ambas imágenes, los personajes están en el aire, un segundo antes o después la imagen no sería la misma. El juego de las sombras de dichos personajes, unos terceros personajes observando la escena, existen muchos paralelismos en este par de imágenes.
En ocasiones juegan con los formas con
tonos inversos, como por ejemplo el saltimbanqui de blanco sobre fondo negro y el espectador en negro sobre fondo blanco o las mujeres de negro sobre fondo blanco y las cariátides blancas sobre fondo negro. En cierta manera este recurso nos puede recordar a surrealistas como el belga
René Magritte o al canario
Oscar Domínguez por la utilización de sus decalcomanías.
En otros casos
la influencia pictórica se puede ver como en este caso, más razonable en el caso de Cartier-Bresson pues tenía formación artística previa. Ambas imágenes nos pueden recordar pinturas de
Pieter Brueghel.
Para acabar, una
influencia vanguardista más, la rusa, en este caso estos planos picados pueden recordar a imágenes de
Aleksandr Rodchenko.