Henri Cartier-Bresson se caracterizaba por no recortar ni reencuadrar sus imágenes en el laboratorio, para que ello constara entregaba sus copias con el borde negro de la película. Sin embargo lo hizo en dos ocasiones aunque en una entrevista reconoció que sólo lo había hecho con una única imagen. Se trata de una foto que hizo al cardenal Pacelli (que más tarde sería el Papa Pío XII) cuando trabajaba para el diaro Ce Soir y para hacer la foto tuvo que alzar su cámara por encima de las cabezas de la multitud y luego en el laboratorio la encuadró.
Sin embargo en el caso de su fotografía "Detrás de la estación de San Lázaro" no la reconoció como recortada, a pesar de que se ha tenido acceso al negativo y así lo atestigua.
En el orden en que aparecen, la copia que conocemos (recortada), el negativo y la copia sin recorte de su famosa fotografía.
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